El aluminio es el metal no ferromagnético más abundante en la naturaleza y el tercer elemento más común en la corteza terrestre, después del oxígeno y el silicio. La principal materia prima en la producción del aluminio es la bauxita de suelo arcilloso.
La producción de aluminio primario es un proceso que requiere mucha energía. No obstante, cuando se considera su ciclo de vida completo, teniendo en cuenta las propiedades del metal en cuanto a ahorro energético, surge una imagen radicalmente diferente. La energía consumida en la producción de la materia prima se ve altamente compensada por el ahorro que genera en etapas posteriores a través de productos más ligeros que consumen menos combustible, con una vida útil mas prolongada y requisitos de mantenimiento mínimos.
Sumado a esto, el aluminio tiene una alta reciclabilidad, lo cual implica que los desechos de aluminio pueden ser reconvertidos infinitamente en otros productos tras su utilidad primaria manteniendo todas sus propiedades y características intactas. Este proceso consiste en refundir el metal, reduciendo el consumo de la energía necesaria para su producción en un 95% en relación con la energía necesaria para la producción de aluminio a partir de la electrólisis de la alúmina. Esta propiedad lo posiciona como unos de los materiales más sustentables y ecológicos existentes en la actualidad.